sábado, 19 de agosto de 2017

Nanobioeconomía, el camino correcto.

El economista Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994), uno de los pensadores más notables y profundos de la economía moderna,  lanzó dos torpedos críticos a la economía vigente en sus libros Analytical Economics(1966) y The Entropy Law and Economic Process(1971) en los cuales, centra las problemáticas económicas actuales, en el divorcio entre las teorías económicas y el cumplimiento de las leyes de la naturaleza. En su enfoque físico, la economía debe estar sujeta a las leyes de la termodinámica y su funcionamiento solo puede garantizarse por una entrada continua de energía y materiales.
El problema de la economía actual es su pérdida del contacto con la base material del proceso económico y que se ha centrado, casi en forma exclusiva, en analizar el funcionamiento de los mercados y el intercambio comercial. Pone énfasis en crecimiento económico sin considerar la finalidad ni sus costos. Para los economistas de pensamiento único todo es un ciclo de producción y consumo, pero para la naturaleza ésto no constituye un ciclo, es solo un gasto unidireccional de energía y recursos naturales no renovables en el tiempo que se consumen. Nicolás Georgescu-Roegen  auguró, por lo tanto, un gran fracaso en la economía mundial, fracaso evidente ante la cantidad, en tiempos cada vez más cortos, de crisis económicas. Señaló como única solución posible la aparición de una ciencia-tecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales necesarios para llegar a un nuevo tipo de equilibrio en la tierra.
La biotecnología con su capacidad transformadora de la naturaleza aparece como la tecnología "prometeica" buscada en respuesta a las problemáticas planteadas por su economía física. Hoy podemos definir a la bioeconomía  como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables, con su acervo de 65 millones de genes y la ingeniería genética, para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable. Sus aportes van desde la obtención de energía utilizando biomasa hasta las biofábricas transgénicas. No obstante comienzan a llegar respuestas de otra ciencia-tecnología con capacidad de trasformar la naturaleza: la nanotecnología.
La nanotecnología ofrece nuevas soluciones energéticas como los paneles solares de puntos cuánticos flexibles, capaces de producir energía con la luz solar durante el día y captando la radiación infrarroja durante la noche y de producir nanocatalizadores para transformar el dióxido de carbono atmosférico a gas metano. De hecho la generación de energía solar supera largamente la aportada por la biomasa en el planeta.



En el contexto planteado hablar solamente de bioeconomía implica desconocer las otras respuestas a la problemática planteada por la economía física de Nicolás Georgescu-Roegen. La nanobioeconomía es el camino correcto para visualizar las soluciones necesarias en un marco realista. Una nueva economía basada en la convergencia de dos tecnologías capaces de trasformar la naturaleza respetando sus leyes.

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